Nallely de León Montellano
Entre música, flores y oraciones, los distintos panteones de la zona conurbada fueron visitados por decenas de familias, quienes, como lo marca la tradición, acudieron a pasar la tarde con sus fieles difuntos para honrar el recuerdo que dejaron al trascender de este mundo.
Desde temprana hora, el servicio de panteones se puso a disposición de las personas quienes, de manera individual y colectiva ingresaron con herramienta para desyerbe, cubetas para regar flores, pintura, productos de aseo y otras herramientas de mantenimiento.
Con entusiasmo, las familias se dedicaron a limpiar la tumba de sus familiares fallecidos, además de llenarlas de flores de cempasúchil, nube y velo de novia en representación del sol y la pureza, para guiar a las almas de los difuntos a llegar a casa.
En cada andador se apreciaban oraciones de visitantes, mediante las cuales pedían por el descanso eterno de sus seres queridos, además de melodías de distintos géneros las cuales en algún momento fueron favoritas de aquellas personas que yacían en el panteón.
También hubo familias que decidieron ofrecer una fiesta donde degustaron los platillos favoritos de sus difuntos, además de proyectar videos para recordar anécdotas vividas en familia.
En otros casos, los asistentes derramaron lágrimas por sus familiares muertos, y en una acción de luto, guardaron silencio durante un minuto al tiempo de vestir la tumba de sus seres queridos con flores blancas.
El servicio de panteones permaneció activo hasta las 20 horas, horario en el que la afluencia de personas se mantuvo activa.