Un modelo que propone usar menos sangre para salvar más vidas ya comenzó a aplicarse en hospitales públicos del Estado de México. Se trata del Modelo de Gestión de la Sangre del Paciente, una estrategia que busca cambiar cómo y cuándo se realizan transfusiones, para evitar procedimientos innecesarios, prevenir complicaciones y mejorar la recuperación de los pacientes.
La iniciativa, presentada por la secretaria de Salud Macarena Montoya Olvera, no solo apunta a reducir el uso de sangre en tratamientos médicos, sino también a evitar pérdidas, corregir deficiencias como la anemia y el bajo hierro, y controlar el sangrado desde una perspectiva médica más integral.
El cambio de enfoque ya comenzó en cinco unidades de segundo y tercer nivel: los hospitales de Alta Especialidad de Zumpango e Ixtapaluca, el Materno Perinatal "Mónica Pretelini Sáenz", el Centro Médico "Lic. Adolfo López Mateos" y el Hospital de Ginecología y Obstetricia IMIEM.
Más de 500 médicos serán capacitados para aplicar esta nueva forma de evaluar las necesidades reales de cada paciente, reduciendo los riesgos asociados a las transfusiones, como infecciones o estancias prolongadas.
"Queremos optimizar los resultados clínicos, evitar transfusiones innecesarias y reducir costos de atención", afirmaron Santa Maricela Ortiz Cepeda, coordinadora del proyecto, y Alfredo Cortés Algara, director del Instituto Materno Infantil del Estado de México.
El modelo también contempla la integración de equipos médicos multidisciplinarios, con el apoyo del IMSS-Bienestar, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) y el Centro Estatal de la Transfusión Sanguínea.
En un sistema de salud donde la sangre es un recurso vital y escaso, la apuesta del Estado de México por una gestión más inteligente marca un giro relevante en la atención hospitalaria, centrada ahora en preservar la sangre del paciente como el primer recurso terapéutico.