El Gobierno del Estado de México lanzó su Programa Estatal de Restauración, una estrategia que va más allá de la simple reforestación: busca sanar ecosistemas completos. La restauración ecológica no consiste únicamente en plantar árboles, sino en recuperar la salud de todo un entorno: suelo, agua, vegetación nativa y fauna.
“Reforestar es importante, pero restaurar es sanar la tierra para que vuelva a funcionar como un bosque vivo”, explicó Alhely Rubio Arroniz, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (SMAyDS).
A diferencia de la reforestación, que suele limitarse a sembrar árboles en zonas degradadas, la restauración se basa en diagnósticos técnicos que determinan qué especies usar, cuántas y dónde sembrarlas para lograr una recuperación real del ecosistema.
La SMAyDS detalla que las especies utilizadas son nativas de cada región: desde pino prieto y ahuehuete en la zona oriente, hasta encino, oyamel y capulín en el norte y sur del estado. En parques urbanos se utilizan especies como trueno y retama, adaptadas al entorno citadino.
Este año, se plantarán 200 mil ejemplares para restaurar 200 hectáreas en áreas clave como los parques estatales Sierra de Guadalupe, Tepotzotlán y el Bicentenario, abarcando 18 municipios densamente poblados. Además, se crearán 300 jardines de refugio para polinizadores en escuelas y espacios públicos.
A estas acciones se suman 450 hectáreas a restaurar en zonas estratégicas de recarga del acuífero, como el Bosque de Agua, Sierra Nevada, Nevado de Toluca y Valle de Bravo.
El plan contempla también obras de conservación de suelo y agua: entre 2025 y 2029 se construirán 80 presas filtrantes en seis microcuencas de la Sierra de Guadalupe, y se restaurarán 53.48 hectáreas en Tepotzotlán, en coordinación con Probosque y la Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en ingles).
La estrategia incluye recolección de semillas en Áreas Naturales Protegidas, producción en viveros propios y gestión de plantas con apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADR) y otras instancias.
Los beneficios, según la SMAyDS, son múltiples: mejora del aire, regulación del clima, conservación del agua, atracción de biodiversidad, prevención de desastres y generación de empleos verdes. Todo, con una meta clara: devolverle vida a la tierra desde la raíz.