Ciudades
Cristina Velasco
El cerro de la Bufa es uno de los atractivos turísticos de Zacatecas capital e incluso es símbolo de identidad local, pero en los últimos años ha sido abandonado por las autoridades, no hay seguridad pública en el sitio, no tiene un sistema de limpia eficaz, el ambulantaje se apropió del sitio, hay alto riesgo de accidentes por falta de mantenimiento, es inaccesible, el museo tiene fallas y el teleférico falla por lo menos de 3 a 5 veces por semana.
Los prestadores de servicios en el cerro de la Bufa reportan una serie de problemas, mismos para los que piden la intervención del municipio y el estado.
Entre las principales problemáticas que narran los usuarios de la Bufa destaca la falta de seguridad pública, ya que hay turistas muy agresivos, quienes dañan los monumentos y consumen bebidas embriagantes en el espacio, lo que genera problemas de basura.
En todo el cerro que comprende 174 hectáreas, sólo hay un elemento de Policía municipal a cargo de su resguardo por lo que es imposible vigile diversos puntos, en los que se han registrado asaltos en los caminos peatonales y por lo menos cinco incendios provocados en lo que va del año.
Rosalío Álamo Rosales, guía de turistas desde hace 15 años, declaró que piden a las autoridades manden mayor vigilancia, ya que los fines de semana hay quienes suben a consumir bebidas alcohólicas y por las mañanas los prestadores tienen que limpiar la zona, en la que incluso hay preservativos tirados.
“Sábado y domingos los pisos amanecen llenos de latas, botellas y hasta preservativos, los usuarios limpiamos tres veces por semana”, refirió la guía turística, al mencionar que las autoridades tienen voluntad pero al parecer no recursos.
Los guías han sido agredidos por personas alcoholizadas, han sufrido daños en sus stands y son atacados cuando piden a la población respetar los monumentos, mientras que sus compañeros locatarios incluso tienen vidrios rotos como parte de los ataques al sitio.
Algunos de los prestadores incluso han optado por hacer letreros para pedir a los visitantes el cuidado de los monumentos, como es el caso del fotógrafo con vestuario revolucionario, Valente de la Torre, quien menciona que incluso son agredidos por cuidar del sitio.
“Nosotros nos la buscamos, por bajar a la gente de los monumentos, tenemos el compromiso, aquí estamos, discute la gente con nosotros, nos ofenden, no hay seguridad, es lo más triste”, mencionó.
La basura en el cerro es otro de los factores que afecta la imagen del emblema que incluso aparece en escudo de armas de la ciudad y pese a que en ella se han hecho campañas de limpieza, los desechos duran días en los contenedores llenos, lo que atrae roedores que a su vez llaman a las serpientes de la zona.
Sin embargo, no todos los desechos quedan en los contenedores, ya que en los alrededores del cerro hay toneladas de botellas de plástico y otras basuras que en algunas ocasiones dejan los corredores y ciclistas, o familias que van a comer, sin contar que hay quien toma los miradores como salón de fiesta.
Los locatarios piden que incluso se repare el drenaje de los sanitarios, ya que éste sale a unos metros de la explanada de la Bufa, lo que genera contaminación y malos olores, adicionales a los que genera la basura de días en los contenedores.
“El drenaje está a la intemperie, se debería conectar al de la calle Matamoros, sobre todo porque llega al área de comida”, refieren.
Hay hasta un par de sanitarios abandonados, con el inmobiliario destruido, sucios y sin puertas, por lo que han sido usados hasta para el consumo de drogas, se sabe porque han encontrado jeringas en su interior.
En el estacionamiento no hay ley, hay quienes usan los cajones para personas con discapacidad ante la falta de vigilancia de la policía vial, se cierran accesos y los tranvías y autobuses no pueden ingresar a los turistas.
Diego Alberto Luna, trabajador turístico de City Tours Zacatecas, mencionó que al llegar con el tranvía en el que trasladan a los turistas desde el centro de la ciudad se topan con que no pueden ingresar o dar la vuelta para salir, debido a los autos mal estacionados, ya que no hay policías viales en la zona y eso implica que algunas personas de la tercera edad no puedan acceder.
En tanto, en conjunto los diversos prestadores se quejan de los eventos gubernamentales o políticos porque se cierra el paso a los turistas y ya no llegan, menos consumen sus productos y pese a que los eventos duren menos de una hora, el cierre es de horas sin previo aviso.
Incluso se observó que, en la zona peatonal, en la explanada, los automotores entran y salen sin precaución alguna, durante la estadía se observó motociclistas, taxis y hasta proveedores de botana.
Dentro del complejo turístico se omiten la señalética pertinente, lo que limita la accesibilidad de los visitantes y luego no visitan el área de locales, sumado a que algunas empresas limitan el tiempo de sus clientes y no les dan tiempo para sus compras, mencionaron locatarios.
Dentro de la falta de infraestructura, los locatarios narraron que esas cosas no sucedían en los años 80 cuando se cambió el espacio de los locales y que ahora se enfrentan hasta hundimientos.
Los juegos infantiles están oxidados, rotos e inservibles, mientras que un barandal de seguridad no está colocado, lo que deja que esté directo el paso a un despeñadero, hay cables de alta tensión a la altura de cualquier persona y no hay servicios médicos de emergencia. Hay turistas que han tenido que sacarlos taxi rumbo al hospital.
Un domo que está en el área de comida está parchado debido a que cuando se colocan fuegos artificiales, como año nuevo o el 15 de septiembre, se daña la estructura que deben pagar los locatarios.
El ambulantaje en las temporadas altas es común y no hay quien lo regule por lo que consideran es una competencia desleal a quienes pagan una renta, servicios e impuestos todo el año.
Hay hasta artistas callejeros o guías “pirata” que aparecen únicamente en vacaciones o fin de semana largos, por lo que los prestadores piden se regulen las actividades en el cerro.
Las deficiencias se extienden a los servicios que ofertan las autoridades, debido a que el teleférico falla de 3 a 4 veces por semana y cierran el atractivo, lo que limita las visitas, la cámara oscura estuvo cerrada y el museo Toma de Zacatecas carece de mantenimiento.
Quizá para quien no conoce el museo no pueda notar algunas fallas pero en un recorrido se pudo constatar que hay proyecciones que no sirven y audios que ya no suenan dentro de una experiencia que se vende como interactiva.
Ante esta serie de problemáticas, los prestadores de servicios piden que se atiendan y que incluso se genere una imagen para el sitio con carritos o espacios para quienes laboran en el cerro.
Ello, con el fin de atraer más turistas y dejar un buen sabor de boca a quien ya visitó Zacatecas.