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Treinta por ciento de la población adulta en México vive con hipertensión. A partir de los 40 años, uno de cada tres mexicanos es diagnosticado con esta enfermedad, considerada crónica y de origen multifactorial.
El diagnóstico inicia cuando la presión arterial sistólica alcanza o supera 140 mmHg, y la diastólica, 90 mmHg. Esto debe confirmarse en al menos dos mediciones realizadas en días distintos.
Factores como edad, historial familiar, sobrepeso, sedentarismo, consumo de tabaco o alcohol, y estrés elevan el riesgo. En sus primeras etapas, la hipertensión no presenta síntomas, lo que dificulta su detección oportuna.
Recomiendan que personas menores de 40 años se midan la presión una vez al año. Quienes superen esa edad deben realizar chequeos cada tres meses para prevenir complicaciones graves.
Consecuencias como infartos, eventos cerebrovasculares e insuficiencia cardiaca pueden provocar discapacidad o muerte. En respuesta, a propósito del 17 de mayo, día mundial de la lucha contra la hipertensión arterial, el gobierno mexiquense informó que el Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios brinda tratamientos personalizados enfocados en modificar hábitos nocivos y controlar la presión con apoyo farmacológico.